domingo, 6 de mayo de 2012

Una pequeña reflexión (en construcción)


Cada vez más encuentro más respuestas del por qué yo estoy siguiendo este camino. Habito entre un mundo de ideas, de pensamientos ajenos, de puntos de vista ajenos al mío que me hacen pensar que no existe una realidad como tal de este mundo: vivo en un universo de letras. Algunas personas, especialmente los que no son lectores, me han dicho que la gente lee para “evadir el mundo real”. Sin embargo, he notado que muchos leemos para tratar de entender lo que nos rodea, para sentir la vida, para buscar respuestas o llenar nuestro espíritu. Leyendo entendemos que no somos los únicos que somos invadidos por tantos pensamientos. Pienso que lo que se ha escrito es realmente lo que nos entrelaza como seres humanos. Sólo con esos lazos podemos llamarnos humanidad.
Entre esas reflexiones que van cobrando cada vez más sentido en mi cabeza, llegó a mi cierto día un escrito que debía leer para la clase de Literatura y cultura renacentistas y barrocas I, que hablaba sobre cómo cambiaron los libros y las bibliotecas en el renacimiento, pasando de ser grandes pergaminos encadenados a las mesas dentro de las mismas a ser los libros accesibles que tenemos ahora. Ese gran cambio fue una revolución. La lectura se volvió más frecuente entre diferentes clases de personas, surgieron los coleccionistas de libros que sólo se hacían llamar cultos por poseer grandes clásicos de la literatura, leer se volvió un pasatiempo, se buscó la comodidad en las bibliotecas, los libros eran mucho más accesibles, entre otras cosas. Con todo lo anterior, como es de esperarse, la manera de ver los libros y la manera de leer cambió completamente.
Antes se cargaban grandes pergaminos difíciles de manipular, la manera de obtenerlos era aún más difícil y la lectura era, a mi parecer, mucho más seria y centrada. El ambiente que había en las bibliotecas no invitaba a disfrutar, parecía más bien una sala donde entrabas únicamente a buscar alguna clase de información o a leer algo de interés. Después de que los libros se volvieron más manejables la situación cambió. Como decía Maquiavelo, había lecturas sencillas o “de playa” para pasar un buen rato, y otras más serias que requerían mayor atención. Más gente obtenía con mayor facilidad los libros, y con eso las necesidades del lector, junto con un mayor ánimo por publicar por parte de los escritores, hicieron que todo aquello se volviera una industria y la cantidad de libros aumentara.
Otra cosa que empezó a ocurrir fue que el punto de vista de cómo interpretar una lectura cambió. Anteriormente se leía algo de otra época y se interpretaba de acuerdo a lo que ocurría en ese instante. Ahora los lectores pensaban diferente: deseaban leer todo para volver a revivir épocas pasadas y conversar con personajes de otros tiempos. Hay un mayor interés por conocer lo que otros pensaban y cómo lo pensaban tomando en cuenta lo que estaban viviendo.
Con todo lo anterior me pongo a pensar en nuestra manera de ver los libros actualmente. Sí, es cierto que en clase los analizamos conforme a la cultura y a la época, y creo que podemos tomar aquello para ampliar nuestros horizontes.. Últimamente he estado comenzando a entender lo que leo como si estuviera leyendo las extensiones de las ideas de distintas personas, como si estuviera abriendo las puertas de realidades distintas que interpretan el mundo, no de una manera errónea, sino siempre certera ya que puede que éste esté conformado de todas nuestras pequeñas realidades. He estado tomando la idea de que el lenguaje no define todo lo que conocemos, sino que limita una parte de un todo y, dependiendo del idioma que hablemos, hay algo dentro de éste que define la manera en la que vemos el mundo. Por ese motivo creo que escribo para entender, para sentir y para vivir lo que desconozco, ya que últimamente me he estado enfocando en explorar personajes casi completamente ajenos a mi persona. También pienso que por ese motivo, leer para nosotros debe ser una manera de explorar microcosmos, de entender algo que aún no me queda muy claro, de abrir nuestras mentes a las distintas facetas que existen en vez de seguir sólo una dirección. Creo que los lectores debemos ser lugares de paso donde de vez en cuando puedan descansar algunas ideas para luego marcharse dejando atrás un poco de ellas. Aún así es importante que no dejemos de tener una visión propia de las cosas. Ser lectores, para mi, es tener la capacidad de entender que hay algo más allá de nuestra propia realidad. Tenemos la fortuna de poder explorar algo ajeno a nosotros y, aunque no sea por completo, ser parte de ello.   
Es fascinante el hecho de leer y escribir. Cada vez me doy más cuenta del por qué del camino que tomo. No me arrepiento. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario