jueves, 16 de junio de 2011

La Transexualidad y el Transgénero


"Alchemy of Spirit” por James Dalton




Muchas veces encontramos debates respecto a qué hacer con el aspecto de la homosexualidad, qué es lo que la ética piensa de ésta, si deberían ser permitidos matrimonios entre homosexuales o si se les permitirá adoptar. Sin embargo, muy pocas veces nos ponemos a pensar en el tema de la identidad sexual de las personas, tal vez por que ignoramos al respecto o porque erróneamente creemos que todo aquel que desee ser mujer siendo hombre y viceversa (o cualquier persona de este tipo) es “gay”. Debemos entender que la identidad sexual involucra mucho más que eso, y tenemos que dejar de caer en el error de discriminar sin saber por completo del tema.

Por ese motivo, abordaremos dos temas un poco más complejos y muchas veces difíciles de entender por la sociedad: la transexualidad y el transgénero. Antes que preguntarnos qué es lo que la ética piensa al respecto, debemos entender ciertos términos para tener una idea más clara de qué significan estos dos conceptos.

En el concepto “transgénero”, se engloban identidades clásicas de dos tipos: las conductuales o relativas a una conducta que obedece a una pauta temporal, y las estructurales. Las identidades conductuales involucran el travestismo, los “Drag King”, las “Drag Queen”, las identidades ambiguas y cambiantes como la androginia e incluso las identidades “Queer”; mientras las estructurales involucran a la transexualidad y la intersexualidad. Dentro de todos estos términos existen varias diferencias.

Las “Drag Queens”, por ejemplo, son hombres que visten de mujeres y exageran características únicamente para el espectáculo. No se sienten mujeres necesariamente, ni siquiera se visten así diariamente. Consideran que el transformismo es un arte, creando con varios elementos la ilusión del cuerpo femenino y participando en él por varios motivos, ya sea por el simple hecho de entretener o por la creación de maquillaje y vestuarios. Todo depende de la personalidad de cada quién, ya que son más individualistas que los “Drag Kings” (mujeres que se disfrazan de hombres con el mismo fin), quienes crean agrupaciones. Éstos últimos son menos comunes, y tienen características similares a los anteriores: no desean ser hombres ni se sienten hombres necesariamente. Los “drag” por lo general tienen vidas normales de acuerdo a su género fuera del espectáculo. Pueden tener cualquier preferencia sexual, no necesariamente la homosexual.

El travestismo, por otro lado, involucra a personas que se visten del género opuesto durante el acto sexual. Muchas veces no pueden sentir placer sin este elemento, y podemos ver varios grados de este al ver como algunas personas usan la ropa interior del género opuesto para sentir algo. Estas personas no salen a la calle de este modo, ni se sienten del género opuesto.

Las identidades ambiguas como la androginia se refieren a personas que se ven como ambos sexos, aunque pertenecen sólo a uno (no debe confundirse con la intersexualidad, la cuál se refiere a una persona que nació con algún defecto genético en el cuál su sexo no está bien definido, y pertenecen a ambos o más bien a ninguno). Muchas de estas personas se sienten del género que realmente son, aunque hay casos en los que las personas se sienten de ambos sexos, sin sentirse completamente bien siendo parte de uno solo.

Por otro lado, las identidades “Queer” hacen referencia a hombres afeminados, un estereotipo del homosexual que vemos normalmente.

Con lo anterior podemos entender que una persona transgénero es aquella que en algún grado se siente psicológicamente del género opuesto sin cambiar físicamente su cuerpo por ningún motivo, ya que se siente bien con éste, teme hacerlo, o simplemente desea mantenerlo como está ya que de ese modo tiene placer con su pareja. Una persona transexual, por otro lado, es a una persona transgénero que ha decidido cambiar su forma física mediante cirugía y/o hormonas para llegar a ser físicamente el género en el que se siente psicológicamente, usando la Terapia de Reemplazo Hormonal (TRH) o la Cirugía de Reasignación Sexual (CRS). Con esto podemos concluir que toda persona transexual es una persona transgénero, pero una persona transgénero puede no ser transexual. Todas ellas pueden tener cualquier preferencia sexual, incluso hay transexuales que desean ser amadas por mujeres como mujeres o por hombres como hombres.

Todo esto causa una gran polémica ya que la sociedad ha asignado roles específicos para cada género, y es muy difícil aceptar que estos roles pueden romperse muchas veces al haber personas que quieran pertenecer al rol opuesto. Una problemática en especial es la de la mujer transexual, que al pertenecer a un género que socialmente tiene más poder y fortaleza, desea pertenecer al género más débil e incluso cambia su cuerpo con la esperanza de ser integrada dentro de la sociedad como tal.

La iglesia católica no acepta a este grupo de personas y los clasifica a todos como “homosexuales”, diciendo que lo que no admite es “la homosexualidad activa”. Otro tipo de religiones aceptan a sus personas sin importar el sexo, credo o color.

La psicología aún trata a las personas transexuales y transgénero como personas con una enfermedad de identidad sexual. Sin embargo, muchos empiezan a dudar al respecto. Muchas veces los psicólogos encuentran como solución a esto algunas terapias dependiendo del caso, pero muchos optan por tomar la opción médica de adecuar el cuerpo físico de algunas a su percepción psicológica de ellos mismos. La medicina puede aceptar someter a tratamiento o no a una persona que desea cambiar de género dependiendo de lo que la psicología diga, ya que si hay trastornos de promedio no se realizará el cambio.

Finalmente, la ética concluye que la identidad sexual no tiene nada que ver con que una persona pueda tener un gran valor moral o no, todo depende de la situación de cada quien, del ambiente en el que habitan, su estilo de vida, entre otros factores. Se apoya mucho en lo que la medicina y la psicología tienen que decir, y ve a la persona por sus acciones.

Muchas veces vemos las cosas de color blanco o negro, y es increíble cuando descubrimos que nuestro mundo está conformado por varios matices de gris. Las personas transgénero cambian un poco el punto de vista que teníamos desde pequeños, pero aún así debemos de empezar a verlas desde un punto de vista más ético y aprender a verlas como personas que son, no como seres extraños que generalmente vemos en ellos. La calidad humana, como la de todos, tiene que ver con tus acciones, no con tus gustos o preferencias.

La mente humana es mucho más compleja de lo que pensábamos, y el ser humano mucho más fascinante de lo que imaginábamos. El mundo tiene muchas caras y lados, muchos de los cuales tememos ver muchas veces. Yo, como persona heterosexual que soy (y además amando el hecho de ser mujer), creo que muchas de estas personas tienen a veces un valor humano mucho mayor que el de muchas otras personas que cabemos en lo que la sociedad clasifica como lo “normal”, ya que luchan por mantener sus creencias y su identidad misma. Aunque claro, hay de todo, y muchas veces hacer una separación no es del todo adecuado. Todos somos personas complejas con distintas caras y facetas viviendo en este mundo.

Finalmente, dejo la siguiente frase que en el Seminario en la Universidad Federal de Santa Catarina (NIGS/UFSC) en 2007, la transexual Bárbara Graner dijo:

“No entiendo porqué solo una cirugía genital permite que una mujer sea llamada mujer. ¿Sólo la vagina es atestado de que una es mujer? ¿La cuestión de la femineidad y del nombre tienen que estar ligados al órgano sexual?” Dicho eso, se levantó de su lugar y golpeando repetidamente en la mesa, dijo alto y fuerte: “¡Soy mujer, me siento mujer, entonces SOY una mujer!".