sábado, 17 de diciembre de 2011

Si pudiéramos ir...


-I send u my love- by ~tynaS



Mi alma, últimamente, nada en la luz dorada del sol de las cinco de la tarde. No puedo explicarlo; es increíble cómo tu vida puede cambiar en un mes (o incluso menos). Siempre había escuchado a las personas hablar del "amor" pero jamás creí que llegaría a mi de este modo. No sólo tengo a alguien que querer... tengo a un cómplice, a alguien con quien puedo compartir todas las inquietudes que antes sólo existían en este blog o dentro de mi cabeza. La visión tan personal que tengo del universo y de la vida misma es enriquecida con la suya. Es maravilloso, no necesito otra cosa.

Navegar en el universo de una biblioteca, de una ciudad, del mundo, o de una vida acompañado es algo que jamás creí posible pero a la vez se siente como si siempre debió de haber sido de ese modo. Pocas personas tienen algo como esto, y eso es un compañero de vida, creo yo, así como los celtas hablaban de un Anam Cara. Pase lo que pase sé que tendré a alguien con quien podré compartir mi mundo. Que exista amor es lo que lo hace aún más maravilloso. Sueño con que siga de ese modo, porque vivo una ilusión, saboreo la felicidad y a la vez me fortalezco como persona. Todos deberían vivir algo como esto alguna vez en sus vidas, pero siento que pocas personas pueden alcanzarlo. Nosotros somos afortunados.

Vivo en la insertudimbre. Ha pasado poco tiempo, me pregunto qué nos deparará la vida. Por el momento vivo con dicha el presente. Obstáculos habrá, veremos cómo superarlos. Es nuestro turno de vivir.

Encontré este poema de Victor Hugo que me pareció muy bello. Se llama "Si pudiéramos ir", y me recuerda a nuestra manera de apreciar lo simple; además de que hay tantos lugares que juntos deseamos explorar y tantas cosas que deseamos vivir. El destino vestido de buen dandy nos dio esa oportunidad, ¿quién no la aprovecharía?

Si pudiéramos ir

Él decía a su amada: Si pudiéramos ir
los dos juntos, el alma rebosante de fe,
con fulgores extraños en el fiel corazón,
ebrios de éxtasis dulces y de melancolía,

hasta hacer que se rompan los mil nudos con que ata
la ciudad nuestra vida; si nos fuera posible
salir de este París triste y loco, huiríamos;
no se adónde, a cualquier ignorado lugar,

lejos de vanos ruidos, de los odios y envidias,
a buscar un rincón donde crece la hierba,
donde hay árboles y hay una casa chiquita
con sus flores y un poco de silencio, y también

soledad, y en la altura cielo azul y la música
de algún pájaro que se ha posado en las tejas,
y un alivio de sombra... ¿Crees que acaso podemos
tener necesidad de otra cosa en el mundo?


Esto es para ti, Roberto. Le agradezco a la vida.